Esta Obsidiana es eminentemente chamánica. Lleva en sí una relación con la tierra y las fuerzas sagradas que la hacen muy particular.
Cuando la miramos recorremos territorios de bosques tupidos atravesados, de vez en cuando por violetas de atardeceres impetuosos. Ella lleva la fuerza de la vida y de la transmutación.
Es una piedra fuertemente protectora, desplegará su escudo apelando a los espíritus naturales que recorren los bosques y lagos, montañas y valles y los aunará para que emitan su fuerza como espada que se despliega en torno a la oscuridad. Cortará los lazos oscuros y emitirá su luz transformadora.
Es, a la vez, un cristal de sanación. Su combinación de verdes y violetas, su sincronización con la fuerza vital ayudará a barrer con energías parasitarias que amenacen con drenar nuestras fuerzas y siempre, como Obsidiana, traerá a la luz aquello que, desde las sombras, necesita ser transmutado.
Sólo requiere sinceridad. De esa forma podrá alumbrar las profundas hondonadas y grietas internas para llevar la fresca brisa de la tierra. Ella es Obsidiana, ella es Manto, ella es sagrada como toda producción de la madre tierra y viene a recordarnos que nosotros…también.